En pos de atraer futuros candidatos, muchas organizaciones ponen en marcha estrategias para potenciar su imagen. Sin embargo, algunas olvidan que, además de hacer esto, necesitan mejorar la experiencia de sus empleados. En este artículo, te contamos cómo se relacionan Employee Experience y marca empleadora y por qué es fundamental impulsar ambas.
Tal como su nombre lo indica, Employee Experience (EX) hace referencia a la experiencia que tienen los empleados en su empresa, y abarca la totalidad de las vivencias y dinámicas que tienen lugar dentro de los ámbitos laborales.
En pocas palabras, consiste en la percepción que tienen los colaboradores de la organización en la que se desempeñan y las experiencias que atraviesan a lo largo de su trayectoria en la empresa.
La marca empleadora, por su parte, tiene que ver con la imagen que proyecta la compañía, tanto a nivel interno como externo. Se trata de la reputación que tiene una empresa como empleadora; es decir, si es percibida por los candidatos como un buen lugar para trabajar o no.
Una compañía que trabaje su estrategia de Employer Branding de manera adecuada será una opción atractiva para los potenciales trabajadores y podrá atraer el mejor talento disponible en el mercado laboral.
En este sentido, la diferencia fundamental entre Employee Experience y marca empleadora radica en que la primera es la imagen que tienen los colaboradores sobre la empresa y la segunda es la que la organización pretende dar.
Ahora bien, aunque Employee Experience y marca empleadora son dos caras de la misma moneda, es habitual que en las organizaciones ambas estrategias estén desconectadas. ¿Por qué sucede esto? Porque las empresas se centran en potenciar su imagen externa, para lograr atraer a los mejores talentos, pero olvidan impulsar acciones para mejorar la experiencia de los colaboradores al interior de los espacios de trabajo, lo que genera un impacto negativo.
De acuerdo a lo que señala Harvard Business Review, cerca del 80% de la rotación de los colaboradores se produce como consecuencia de una mala experiencia del empleado vivida dentro de la empresa para la cual trabajan.
Mientras que, por el contrario, según un estudio de IBM y WorkHuman, los empleados que perciben una experiencia positiva y satisfactoria tienen un 52% menos de probabilidades de querer abandonar sus posiciones para irse a otras empresas.
Cuando las vivencias dentro de una organización no se condicen con aquella imagen que proyecta la marca empleadora, no solamente el trabajador no estará satisfecho, sino que también se sentirá desilusionado —o estafado— por una falsa promesa, lo que lo convertirá en detractor de la compañía.
En tiempos de virtualidad e hiperconectividad, descuidar la EX puede volverse en contra de las organizaciones al momento de captar nuevos colaboradores, ya que los empleados insatisfechos pueden dar a conocer sus malas experiencias y opiniones en los medios sociales, lo que atenta contra la reputación de la marca.
Por lo tanto, la clave es entender la importancia de vincular Employee Experience y marca empleadora, y hallar la manera adecuada de alinear ambas. Esto implica fortalecer la propuesta de valor que las organizaciones brindan a sus colaboradores para impactar positivamente en la Employer Branding.
Con el fin de ser reconocidas y valoradas por el talento disponible en el mercado, las empresas deben fortalecer la experiencia de sus empleados, haciendo foco en sus necesidades. ¿Cómo hacerlo? Escuchando sus opiniones, sus requerimientos, sus recomendaciones y aquello que les incomoda.
De esta forma, podrán identificar cuáles son las acciones que necesitan llevar adelante para potenciar las vivencias de los trabajadores y lograrán no solo satisfacer sus necesidades, sino que se comprometan con la empresa y se conviertan en sus promotores. Esto, sin dudas, contribuirá positivamente con la estrategia de Employer Branding externa.
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